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El gato de la gabardina roja...La mujer descalza.

Te encontré….
Hacía demasiado frio para que sus pies estuvieran desnudos.
Había muy poca luz para que sus zapatos de tacón estuvieran solos,
era la mujer sentada al frente de la avenida, mirándola transportar autos.
Lo siento, pero te encontré….
El gato de la gabardina roja se sentó a su lado y leyó en voz alta el poema:

Encadenados sean los pasos de los siete

Tú y tu paso número dos

tu gota de sangre

La foto

Y el poema,

Nos encontramos de casualidad.
La mujer descalza escuchaba sin mirar, cansada de los tacones, cansada de ser mujer.
El gato de la gabardina roja dio las doce con su voz, el segundero era su revólver.
Su revólver, se alistaba con la bala para ella, la mujer debía leer el poema,
así era esto, el juego debía continuar, nadie dijo que esto no seria surreal.
La noche dejaba que los autos fueran lobos en jauría, las luces daban golpes en los ojos.
La gente no era parte de esta escena, pasaban conectadas a sus mundos,
la mujer en cambio miraba esto, las vidas de los demás,
los resúmenes de cientos de historias caminando apresuradas, cada persona con sus tacones propios,
cada persona guardando algo en algún bolsillo que traían, cada quien con su juego….
El gato de la gabardina roja tenía su público de costumbre, el demonio entre las sombras.
Cuantas ventanas daban forma al horizonte con sus luces encendidas, nadie miraba hacia afuera.
El revólver de la mujer tiritaba en su mano que comenzaba a levantar con dirección a la gabardina roja,
sería como darle al centro de un blanco, un rojo y maldito blanco.
El juego había sido inaugurado con la moneda en el aire y el tipo que desapareció,
La mujer traía en su bolsillo el poema y la foto, el revólver en su mano,
La mujer debía disparar…
Su revólver cayó al suelo junto a sus zapatos de tacón,
saco su poema del bolsillo y comenzó a leer:
Te extraño amor,

Amor estoy aun esperándote aquí,

Mira compre estos tacones rojos

Te extraño amor,

Debí quedarme abrazada a ti a si no estaríamos separados ahora,

Te extraño amor

Ahora me extrañaras tú….
El demonio dejo caer una niebla, la gabardina roja del gato se ilumino con el resplandor de la bala.
El si disparo, no había elección, hacia demasiado frio para que estuviera descalza…
Tomo el poema, la foto y la gota de sangre,
El juego encadeno al siguiente, el gato de la gabardina roja siguió sin comenzar nada,
Aun faltaban seis…

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